bailando en el espejo
No pido nada porque no quiero dar nada. La otra noche llegué a esta conclusión. Charlamos hasta tarde con mi amigo Octavio, me preparó una cena tán rica y tan tan....linda... y fue como una caricia. Y me hacía falta. Me contó de sus amores y le conté de los míos (ó de la ausencia de ellos). Miedo miedo miedo miedo.
Movilizada, pero feliz, por descubrir mis miserias. Digo: mis miserias, mi orgullo, mi falta. Y llegar al fondo. O al menos, saber donde está el monstruo. El monstruo mío que me come la cola. Saber por donde sangro, bailar frente al espejo.
Movilizada, pero feliz, por descubrir mis miserias. Digo: mis miserias, mi orgullo, mi falta. Y llegar al fondo. O al menos, saber donde está el monstruo. El monstruo mío que me come la cola. Saber por donde sangro, bailar frente al espejo.
4 Comments:
Interesante conclusión Silvi... me dejaste pensando que alguna vez sentí que ni siquiera quería que me regalasen algo porque yo no podía regalar nada... es una cagada. Pero hoy me diste esta conclusión. Y yo te regalo este comentario. Ja!
Bueno...Gracias....
regalame mas comentarios...la idea es que esto ( y... como diria Popovoski) circule. Ida y vuelta de comentarios arman un dialogo.
Beso
bailar, sì si.
saludos
bueno, silvi. Y no tenga tanto miedo.
La pasé muy bien la otra noche!!
bailar hace bien!
C.
Publicar un comentario
<< Home